Se vende a granel por kilos, metros cúbicos, en sacos o en paquetes.
Es ideal para mantener la temperatura en chimeneas cerradas y abiertas, estufas de leña (con la puerta suficientemente grande), barbacoas y hornos de asar.
Dependiendo de la especie de árbol de que se trate, su comportamiento energético será diferente. Esto condiciona las características de densidad y poder calorífico, entre otras.
El poder calorífico inferior de la leña, oscila entre las 3.000 - 4.000 kcal/kg dependiendo de la especie que se trate y sobre todo de la humedad que contenga.
La dimensión ideal para chimeneas y estufas es de 25-33 cm, mientras que la mayor es utilizada principalmente, para grandes estufas como calefacciones centrales y hornos de hostelería.
El diámetro mínimo debe ser de 4 cm, mientras que el máximo debe rondar por los 10-15cm.
Lo correcto es tener la madera en un almacén bien aireado, o en su defecto, estar al aire libre, siempre que se acondicione un techado para evitar que el agua de lluvia caiga directamente.
Con respecto al tiempo que debe transcurrir entre la corta de la leña y su utilización es de ocho meses a un año, en el que la humedad sería del 33% y ardería adecuadamente. Pero el periodo óptimo es de 2 años, siendo así la humedad inferior al 20%.
Por norma general, la venta de leña se realiza por kilos o metros cúbicos, dependiendo de la zona geográfica de España en la que vivamos.
Es fácil encontrar en centros comerciales paquetes o sacos de leña seca, preparados para consumidores esporádicos, pero si realmente el uso de la leña va a ser como sistema de calefacción, lo practico es comprar en grandes cantidades de 1000 a 2000 kilogramos.
El apilado de la leña en el garaje o en un espacio a cubierto de nuestro jardín bastará para mantener el producto en óptimas condiciones.